Shabat 33 - Apreciar
las pequeñas cosas de la vida cotidiana
El estudio de
la Tora nos aleja de las transgresiones
Como en la página
anterior traían los castigos por los cuales terminaban nuestros días en este
mundo. Al comienzo de esta hoja continúan con la teología de castigo y
recompensa trayendo una extensa lista de transgresiones y castigos por ellas.
Para terminar con esta lógica concluyen que los Tzadikim por medio del estudio
de la Tora le otorgan perdón al mundo y en caso de que no haya Tzadikim, los
pequeños que estudian Tora son los que tienen el mérito del perdón por las
transgresiones. La lógica que está por detrás es que el estudio de la Tora nos
aleja de las transgresiones
Apreciar las pequeñas
cosas de la vida cotidiana
En tiempos del
Imperio Romano Rabi Shimon Bar Iojai y su hijo (Rabi Eleazar) en la Tierra de
Israel, como no tenían permitido estudiar la Tora se escondieron en una cueva
para poder estudiar sin ser descubiertos. Ocurrió un milagro y en la cueva
apareció para ellos alimentos y un manantial. Estudiaban enterrados en la arena
para no gastar sus únicas vestimentas. Luego de doce años Eliau HaNavi se
acercó a la puerta de la cueva y les dijo que el emperador había muerto y el decreto
ya no existía. Cuando salieron de la cueva y vieron a las personas trabajando
la tierra pensaron que se estaban ocupando de sus propias necesidades y estaban
perdiendo el tiempo al no dedicarse al estudio de la Tora. Así cada lugar que
miraban lo quemaban con la vista. Salió una voz celestial y les dijo: “¿Para
esto salieron? Vuelvan a la cueva!” Estuvieron doce meses más y al salir,
aparentemente, habían hecho su Teshuva. En la víspera de Shabat vieron un
anciano que tenía en la mano dos ramas de Adasim (Mirto) y le preguntaron, ¿por
qué llevas dos? A lo que el anciano respondió una por Shamor (cuida) el día de
Shabat y otra por Zajor (recuerda) – Ellos apreciaron esta respuesta y se
dieron cuenta que no todos tenían que ser como ellos de dedicarse full time a
la Tora, y que hay otra forma posible de alabar y disfrutar la forma de vida
judía como lo hacía el anciano con los dos Adasim para el día de Shabat.
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