Shabat 30 – David
y Shlomo, Reconciliarnos.
El Daf anterior
termina con una Mishan donde se pregunta en qué casos se puede apagar una vela
(en Shabat) y uno de ellos es si hay una persona muy enferma.
Hablan sobre el
Rey Shlomo y que sus palabras se contradicen unas con las otras. Esta suerte de
incoherencia es lo que va a recorrer nuestro Daf. A David en el libro de los
Salmos se le adjudica la frase: “los fallecidos no pueden alabar a Ds”, pero
sin embargo Shlomo hace referencia a los fallecidos.
La lógica del
dicho de David tiene que ver con que mientras estamos con vida tenemos la posibilidad
de estudiar la Tora, cumplir con las Mitzvot y alabar a Dios, cosa que no es
posible hace una vez que partimos de este mundo.
El Rey Shlomo, en
contraposición, dice que Moshe en el desierto cuando hacía un pedido especial
este no era respondido a menos que si citara a los patriarcas (Abraham, Itzjak
y Iakov – claramente ya fallecidos).
Respecto a la
temática, a David y Shlomo traen un Midrash donde David pidió perdón a Dios por
su pecado y le pidió a Dios que le de una señal para que él sepa que había sido
perdonado. Dios le respondió que no le iba a dar la señal en el momento, sino
en una próxima oportunidad. Cuando se construyo el Beit HaMikdash Shlomo le
pidió a Dios para que lo deje entrar con el Aron que contenía la Tora al Kodesh
HaKodashim, pero las puertas estaban cerradas (pegadas una con la otra, dice el
texto), Shlomo suplicó y estas no se abrían hasta que invocó a David, su padre –
ya fallecido – y ahí se abrieron. El Talmud dice que en ese momento todos
supieron que David fue perdonado.
Cuantas historias
de reconciliación entre padres e hijos son similares a estas y cuantas quedan
truncadas, esperando para la reconciliación. Quizás sea ya tiempo de ingresar
al Kodesh HaKodashim y reconciliarnos cada uno con nuestras propias partes des
conciliadas.
Continuando con
las contradicciones nos cuentan que querían mandar a la Gniza el libro de
Kohelet (Eclesiastés, Adjudicado al Rey Shlomo) y dicen que no lo mandaron a la
Gniza porque al comienzo y al final del libro se hace alusión a Dios, y al
apego a la Tora. Algo similar respecto al libro de Mishlei (Proverbios).
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